EUROMISIÓN IMPOSIBLE

El domingo hay elecciones europeas. Y parece ser que vamos a ir cuatro gatos a votar. Es normal. Europa no mola y las elecciones menos.

Pero... ¿por qué?
Por un lado las instituciones europeas no llegan a ciudadano. La no existencia de un gobierno al uso desvirtuan el parlamento. Es decir, elegimos 700 vagos para que ganen un pastón por no acudir a su trabajo, pero no pasa nada porque las decisiones las toman los de la comisión, osea, los gobiernos de cada país.
Esto puede -y debe- cambiar con el próximo Tratado de Lisboa.
Por otro lado, los partidos no muestran entusiasmo ni suscitan interés en elas elecciones. Unos lo toman como un mero trámite y otros como una segunda vuelta a las elecciones generales.
Además los partidos proponen candidatos fracasados, elefantes políticos a los que encomendar una cómoda prejubilación en Estrasburgo (para eso podrían mandarles a benidorm) o bien quistes incómodos a los que hay que endosar en algún lado y bueno, pues en Europa están lo suficientemente lejos como para no dar el coñazo.

Pero en estas elecciones nos jugamos mucho y es importante ir a votar, porque en los próximos años se va a dar obligatoriamente una perdida de competencias de los estados en favor de la Unión Europea (aunque algunos lo intentarán impedir por todos los medios).

El principal enemigo de la unión Europea son los propios estados miembros, paradójico.

Además, la situación económica actual y su recuperación (si es que se recupera...) dependerá en buena medida de las acciones que se tomen en Europa.
Europa no es a día de hoy una unión civil, ni mucho menos social, simplemente es una unión económica.

Así que a votar, si se me permite el consejo, a partidos políticos que vayan a adcribirse a grupos parlamentarios europeístas.