El "general invierno" ha servido para frenar muchos avances militares en las diferentes guerras europeas. Al malo de Hitler le supuso unas 734.000 bajas en 1941, al bueno (y a su vez estúpido) Napoleón unos 500.000... Y es que el invierno, cuando aprieta, no tiene piedad.
Estos últimos años los inviernos vuelven a ser crudos. Ya no tenemos soldados bayoneta en mano avanzando por la estepa rusa, pero el invierno nos afecta y mucho en algo fundamental: los transportes.
Estamos viendo como trenes de última generación que deberían circular a 320 km/h lo hacen a 150 km/h (TGV, ICE, Eurostars...) . Estamos viendo como aeropuertos en los que despegan varios aviones por minuto se cierran ante la nieve o se quedan sin reservas de anticongelante (Heathrow y Bruxelles). Las grandes ciudades se colpasan...
La verdad es que el transporte moderno necesita adaptarse a la realidad. Los aeropuertos soportan una carga de operaciones extraordinaria y a las primeras nevadas se colapasan. Los trenes no terminan de estar preparados para los rigurosos inviernos, las carreteras... qué os voy a contar.
Tradicionalmente las estaciones urbanas de ferrocarril contaban con cálidas salas de espera, cafeterías, y el conjunto de la playa de vías de pasajeros se cubría con una gran cubierta. A día de hoy no hay salas de espera. Por ejemplo en la estación del norte de Donostia -adif- hay una docena escasa de asientos metálicos en un pasillo que hace corriente, sin climatizar y sin cafetería
Andenes de metros, cercanías, etc. se limitan a una cutre tejavana por la que se cuela la lluvia, la nieve... y produce caídas al bajarse del tren al andén (por ejemplo los días pasados en la banlieu parisina). Y todo esto se debe a que hemos "modernizado" tanto nuestras infraestructuras, primando diseños, materiales y formas cool, que hemos olvidado lo fundamental: que sean funcionales.
Estos mismos días están recubriendo con moqueta antideslizante la flamante y resbaladiza pasarela de Calatrava en Bilbao...
Pero claro, una flamante y modernísima estación o aeropuerto siempre es preferíble que resulte inútil, incómoda y poco funcional, pero que sea bonita. Y la culpa de esto, como siempre, los políticos, que viven de la imagen.
Dónde va a parar inaugurar una obra espectacular, aunque luego en la práctica sea una puta mierda...
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