Bájatela, imprímela y pegala en el cristal junto a la tarjeta de la OTA!!

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lunes, 5 de noviembre de 2007

CRÓNICA DE UNA MUERTE NO ANUNCIADA

Esto sucedió el viernes, a las 14h35. Puede parecer un mal guión de una mala película gore (vaya, ya salió otra vez la palabrita...) pero es real como la vida misma. Por eso quiero compartirlo con vosotros, ya que cosas como estas nos hacen reflexionar (a algunos más que a otros, supongo) y evitar perder la perspectiva, algo muy común en los momentos que vivimos, y así darnos cuenta que en fracciones de segundo, podemos pasar a no ser nada, bueno sí, una mancha de grasa tirada en el suelo.

Tras una alegre y colesteroleica mañana en "Lurrama" (la feria de agricultura de Baiona) después de pasearme por sus calles, comer chocolate, mirar tiendas, observar ovejas, vacas o comer talo con chorizo y ternera asada con pimientos de Ezpeleta, me decidí a volver a Zarautz.
Había acudido en autobús (recordar que aun sigo sin coche) y para cambiar un poco me decidí a coger el TER de las 14h12. (TER: Tren de cercanías de Dax a Baiona y Hendaia/Irun)

A eso de las 14h35, cuando faltaban menos de cinco minutos para llegar a Hendaia después de salir de un tunel y tomar un amplia curva el tren frenó de golpe, traqueteó algo más de lo normal, sentimos un golpe y tras unos segundos la unidad se detuvo dejando al margen un generoso reguero de sangre.

Inmediatamente comunicaron por megafonía que habíamos sufrido un accidente, lo que nos obligaba a quedarnos detenidos en aquel lugar y nos avisaron que pasaría la jefa de tren para comprobar que todos estuviésemos ilesos.
Comenzó el cuchicheo, ¿qué había pasado? Un señor comentó que en esa zona saltaban vacas y ovejas a la via y que lo más probables es que hubiésesmos arrollado a una. Los comentarios graciosos comenzaron al instante... si no esta muy destrozada, hacemos una hoguera y nos la merendamos... hasta que nuevamente sonó la megafonía y en este caso para pedir la presencia de algún médico o personal sanitarioo para atender a una persona que se encontraba en la vía y que la arrollamos.

El conductor salió a socorrele, en 3 ó 4 minutos llegó la gendarmería y los sapeur-pompiers y médicos, y enfermeras de samur64. La comisaría y el hospital marítimo se encontraban a escasos 750 metros. Pero ni desfibriladores ni gaitas, el tio estaba muerto (y si se me permite la gracia, aquello no se solucionaba ni con Loctite).

Al de poco tiempo llegó la policía judicial y sus peritos.

Fue entonces cuando empezamos a evacuar el tren (que según nos comunicaron por megafonía) no se hallaba en condiciones de reanudar la marcha.
La organización fue rápida, la gente joven a las puertas a ayudar a salir junto con los gendarmes y el personal de los ferrocarriles a las personas mayores, bajar del vagón a la vía y caminar por la misma hasta un punto en el que había abierto la valla para acceder a una carretera de caseríos.

En aquel momento es cuando vimos lo realmente sucedido, os lo podeis imaginar así que no lo cuento. Y si no os lo podeis imaginar, pensad en cualquier película gore (vaya, otra vez) o de zombis...

Conclusión, en menos de lo que imaginamos puede cambiar el destino de una persona. Ahora somos mucho (o algunos se creerán que incluso todo) pero un infortunio, un accidente, una decisión, un tiesto que cae de un balcón o simplemente el destino, nos convierten en lo que realmente somos: nada.

Y esto viene sucediendo así desde hace más de 5 millones de años (sólo 5.000 años si sois cristianos) lo cual nos demuestra que afortunadamente nadie es imprescindible.

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