Esta mañana tempranito iban delante mio una parejita de adolescentes (o preadolescentes) uniformados. Supongo que iban a algún colegio cercano de esos que todavía uniforman a sus alumnos, para desgracia de los colegiales y alegría de sus progenitores.
La chica llevaba una minifalda de esas "de tablas" que me imagino sería la misma que llevaba al parvulario. Una falda muy corta que además la llevaba al puro estilo katxuli, con la parte de la cintura a la altura de los sobacos, de tal forma que la chica se quedaba a escasos milímetros de mostrar sus cositas.
El chaval llevaba pantalón, eso sí, la bragueta le quedaba a la altura de las pantorrillas y el cinturón a la altura de las rodillas.
Me ha llamado la atención, he reflexionado, llegando a la conclusión de que hombres y mujeres somos muy diferentes.
Pero unos segundos después han empezado a subir unas escaleras. La chica se ha visto obligada a sujetar su falda con las manos para que "el vuelo" no le jugara una mala pasada. De igual manera, el chico se ha visto obligado a sujetarse los pantalones y alzar los bajos, con el fin de poder subir las escaleras y no caer rodando enredándose con tanta tela...
He seguido reflexionando y he llegado a una nueva conclusión: Hombres y mujeres somos iguales, igual de gilipollas.
Bájatela, imprímela y pegala en el cristal junto a la tarjeta de la OTA!!
1 comentario:
¡Cuánta razón tienes! De todas formas están a años luz de la forma de llevar el uniforme del principe de Bel-Air, con la corbata atada a la frente y la chaqueta al revés, con el forro por fuera.
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