Desde la amodorrada, egocéntrica, vaga y fanfarrona Europa del sur, vemos de pasada lo que está sucediende en Túnez. Nuestros vecinos del Sur están en plena ravuelta, en plenos disturbios, en plenas barricadas... y nosotros aquí mirándoles a través del telediario con el mismo interés que una vaca mira pasar al tren.
Túnez podía haber sido un país a la altura de cualquiera de Europa del sur. O incluso mejor todavía que Portugal, España, Italia o Grecia.
Podía haberse convertido en el referente del magreb civilizado, podía haber alcanzado un PIB admirable, podía haber sido la "California europea" (la anterior a Txuartzenager, claro). La Florida del Mediterráneo, la Holanda del norte de África...
Pero cosas de la vida, con el Islam de un lado y Francia/EEUU también del mismo lado, acabó siendo un país dictatorial, pobre (excepto para su presidente y allegado), sin libertades y sin futuro.
Y el valiente presidente, ahora fugado y exiliado ha tenido que refugiarse en Arabia Saudita. Ni siquiera Francia que le ha patrocinado desde el Sol y desde la sombra ha querido cargar con él.
Zine el Abidine Ben Ali se ha ido, esperemos que esto sea el principio del nuevo renacer tunecino. Eso sí, si Europeos y Americanos lo permitimos. Que tenemos lo nuestro patas arriba pero aún nos permitimos el lujo de ayudar extramuros aquello que en nuestra tierra sería imposible de sostener. ¡Valientes hipócritas estamos hechos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario