Os escribo con naúseas desde Bilbao, envuelto en un mal olor ambiental, huele a podrido. Y todo porque la empresa que me da de comer (a veces) ha tenido a bien reinaugurar (por segunda vez) su ruinosa torre, invitando al Jefe del estado y a su (-presunta- cornuda) esposa.
Una imagen vale más que mil palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario