HISTORIAS DE CARRETERA

Ayer por la tarde iba montado en un autobus partiendo de Bilbao con destino Zarautz (ciudadano ejemplar) cuando nos paramos en un atasco en la A8 a la altura del barrio bilbaíno de Miribilla. Suele ser habitual, pero esta vez el atasco "mereció la pena" ya que fue incluso divertido.
El incidente en cuestión era que un caballo se había colado en la autopista y trotaba plácidamente entre los 4 carriles sentido Behobia.
Junto a él, un grupo de agentes de la ertzaintza (cuerdas en mano) trataban de cazar al equino con más gracia que atino. Vamos, que no lo pillaban ni de coña.
Al llegar a casa me crucé en el prado de al lado de mi portal con la oca Leonor y le conté lo sucedido. La sabia oca me dijo que la ertzaintza ejercía bien su trabajo de realización de controles de alcoholemia a la salida de las sidrerías, pero que no era un cuerpo especialmente habilitado para atrapar caballos al más puro estilo "rodeo". Me indicó que llamara al consejero de interior para aconsejarle fichar a Chuck Norris para estos casos tan especiales. No encuentro por ningún lado el movil del consejero, así que no podré cumplir con los consejos de Leonor :(

Hoy ha sido el primer día que he conducido desde que entró en vigor la nueva limitación de 110km/h. La verdad es que no me ha pasado nada. Apenas he llegado 5 minutos más tarde de lo habitual. Me he preocupado por mirar el consumo del vehículo y es cierto, ha descendido un poco. De los 4,9 l/100km que suele consumir habitualmente hoy me marcaba 4,6 l/100km. Como lo mio no son las matemáticas (ni las letras) me he puesto en contacto con Sahara, el dromedario extraterrestre para notificarle las cifras. Me ha indicado que en el trayecto Zarautz-Bilbao (hoy he ido en coche, no he sido ciudadano ejemplar) me he ahorrado unos 40 céntimos de euro.
Haciendo cuentas, entre ida y vuelta me ahorro lo que cuesta un café (a precio Zapatero).

La verdad, no sé si merece la pena. Pero ahi queda.

Sahara aterrizó hace más de 20 años en la tierra para salvar a la humanidad de la autodestrucción. Hace unos años se volvió a su planeta ante su incapacidad para llevar a buen puerto tal fin. En nuestra charla intergaláctica me ha comentado que el país en el que vivo sólo se puede definir con una palabra: CUTRE
Me ha dicho que somos gilipollas, sin excepción. Que no tenemos recursos energéticos, pero que no nos preocupamos por desarrollar y fijar una política energética que nos ayude a vivir mejor. Me ha comentado que somos absurdos. No queremos centrales nucleares, no queremos centrales térmicas y no queremos pagar la energía a precio de oro, pero que luego queremos tener todos los aparatitos de casa enchufados.
Me ha comentado que no queremos autovías, pero que luego cuando las construyen las utilizamos indiscriminadamente para ir, por ejemplo, a Pamplona a las manifestaciones. Me ha comentado que somos absurdos porque no queremos trenes de alta velocidad pero que luego los utilizamos sin ningún rubor para ir, por ejemplo, a Paris. Me ha dicho que somos absurdos, que hace 30 años nuestros gobernantes se dedicaron a cerrar ferrocarriles de carcanías y que ahora quieren volver a impulsarlos.

Me ha dicho que somos como un barco sin rumbo fijo que simplemente se gobierna a golpe de timón... lo cual nos hace navegar en círculo. Somos gilipollas.

La prueba de que tiene razón, una frase que me ha quedado grabada: "En vuestro país sois tan absurdos, que cuando llega la noche teneis que cerrar las persianas para que no os entre luz desde el exterior".